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EL REFRAN EN LA PALABRA DE JESUS

15,10 €

9788489557611
Encuadernación: Rustica con solapas
Páginas: 178

Jesús fue un gran creador de refranes, aunque sea difícil en algún caso saber si citaba alguno, pues su interés al comunicarse no fue nunca buscar una vanid

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Jesús fue un gran creador de refranes, aunque sea difícil en algún caso saber si citaba alguno, pues su interés al comunicarse no fue nunca buscar una vanidosa originalidad, sino despertar con imágenes y dichos de ingenio el interés de la gente, es decir, ser un buen comunicador. Pero hemos de dejar bien claro que este lenguaje de Jesús no se reduce al tono solemne propio de la sentencia, el aforismo o la máxima, ni se expresa siempre en la modalidad del adagio, donde el oficio restaría frescura al ingenio. De todo esto hay en el lenguaje de Jesús, pero a todo esto hay que añadir el refrán de corte popular, ese dicho de tono menor, que se arrima más a su condición humana, que es una muestra más de su humanidad. Las sentencias evangélicas de tono mayor tienen todas las trazas de no haber sido pronunciadas por el profeta Galileo sino puestas, con toda justicia, claro está, en la boca de su icono por la fe del creyente. Habrá pocos personajes no escritores a los que se les pueda atribuir tanto dichos, parábolas y ejemplos como a Jesús. Es sorprendente no sólo su número, sino su profundidad y coherencia. En conjunto revelan una interpretación originalísima de la tradición religiosa de Israel y una llamada nada común al amor, la misericordia, la verdad, la universalidad y la libertad. No hay ninguna concesión a las trampas religiosas y la ética interpersonal es en él la traducción auténtica de la relación con Dios, que es siempre Padre amoroso. Tengamos en cuenta que sus palabras más duras no son amenazas, sino advertencias, ya que el hombre puede llegar a convertir el precioso don de su vida en basura, destino que es descrito mediante la imagen del fuego y los gusanos. Benito Acosta. Nacido en Zalamea de la Serena en 1937, entró en el Seminario de San Atón (Badajoz) el año 1952 y se ordenó presbítero el 7 de abril de 1962. Diferencias muy serias con el Obispo le hicieron pedir traslado a la diócesis de Málaga, donde vivió los mejores años de su vida como párroco de Mollina. Actualmente está en una barriada de la periferia malagueña, Granja de Suárez, una parroquia muy peculiar y una experiencia de Iglesia muy difícil de comunicar en unas líneas. Ha sido tiempo de una extensa publicación de bastante material sobre el que venía trabajando desde que se ordenó. Actualmente, sus mayores satisfacciones provienen de un trato muy cordial con emigrantes, sobre todo nigerianos, entre los que ha descubierto una gente encantadora de fe sencilla, de los que asegura que aprende mucho cada día. En su obra poética destacan entre otras: Lecciones de cosas, Cántico rodado, Costumbre de vivir, Itinerario, Humano tiempo, Estado de vigilia, y Cosmografía provisional. La otra vertiente de su producción es el ensayo bíblico y teológico. Destacan aquí sus estudios sobre los Cuatro Evangelios y los Hechos (El evangelio de los Pobres; La obra de Lucas: El evangelio de la Misericordia y de Jerusalén a Roma; El Evangelio de la Fidelidad y el Evangelio del Testimonio. Estos ensayos están publicados en Editorial Manantial.